Y un día llegó el momento en el cual mis miedos se hicieron carne, también tienen nombre y apellido. Se me quemaron todos los papeles sin darme cuenta.
Pensaba tener controlado algo de mi vida a esta altura, hasta que esa sonrisa se me volvió imposible de ignorar. Esa que te da felicidad y que tiene ese no sé qué, eso que me encanta sin saberlo, qué me tiene en vilo durante el día. Solo necesite una charla, una caminata y una noche mirando el horizonte para entender que era real, mí miedo era real y caminaba en un pueblo que no tenía visto. Hablo de miedo por que a diferencia de otros sentimientos, el miedo te da adrenalina y ese sentimiento de estar vivo, de vivir más allá de sobrevivir, confusiones, descubrir que algo sigue vivo en mi, algo nuevo que en cada amanecer toma mas fuerza por qué hace tiempo no agarro a alguien de la mano. No queda más que sentir y debo decir que confío plenamente en la casualidad de haberte conocido. Que nunca intentaré olvidarte, y que si lo hiciera, no lo conseguiría. Que me encanta mirarte y que te hago mía con solo verte de lejos. Que adoro tus lunares y tu pecho me parece el paraíso.
“..Hoy ya no existe mas aquel que teme a los abismos.Y es hoy gracias a vos que mis miedos tienen terror. Es tu risa que desarma, todas mis tropas se rindieron a tu reino de enseñanzas…”
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